Si buscas mejores tipos de rendimiento de los depósitos que los que obtendrías en una cuenta bancaria, los fondos monetarios pueden ser una  opción a tener en cuenta. Suelen invertir en bonos a muy corto plazo conocidos como "instrumentos del mercado monetario", que son esencialmente bancos que se prestan dinero entre sí.

Desde fondos que invierten en metales preciosos como el oro y la plata, pasando por recursos energéticos como el petróleo y el gas natural, hasta productos agrícolas como el trigo, los fondos de materias primas ofrecen potencial a los inversores, como la diversificación de carteras y cobertura frente a la inflación. 

Cuando se invierte en acciones (también denominadas valores de renta variable), compramos una acción de una empresa y se convierte en accionista. Las acciones suelen ser más apropiadas para invertir a largo plazo, para quienes pueden soportar los altibajos del mercado en busca de mayores recompensas. 

Los bonos, también conocidos como valores de renta fija, son emitidos por empresas y gobiernos como forma de recaudar dinero. Básicamente, son un "pagaré" diseñado para proporcionar un flujo regular de ingresos (que normalmente es una cantidad fija) durante un periodo de tiempo determinado.

Una estrategia multi-activa combina distintos tipos de activos -renta variable, bonos, inmuebles o monetarios, por ejemplo- para crear una cartera más ágil y ampliamente diversificada. Los gestores de fondos equilibrarán las clases de activos para alcanzar objetivos de inversión concretos.

Mientras que los activos tradicionales, como la renta fija o la renta variable se negocian en los mercados públicos, las estrategias de inversión alternativas, como los bienes inmuebles, son menos sensibles a los movimientos de los mercados globales. Cada vez más inversores se decantan por alternativas que les ayuden a alcanzar sus objetivos.