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Cuando falleció mi madre en 2012, mi padre comenzó a decaer rápidamente y mi hermano y yo tuvimos que ocuparnos de las facturas y finanzas de nuestros padres.
Tanto mi madre como mi padre tuvieron buenos trabajos durante 50 años, pero nunca estuvieron en el tramo de renta más alto. Mi madre impartía clases de inglés en Cal Northridge, la universidad pública local, y mi padre tenía una zapatería.
No sé exactamente cuánto ganaban al año, pero en dólares actuales, probablemente no más de 150.000 dólares entre los dos. Así que mi hermano y yo nos llevamos una sorpresa al comprobar cuánto habían ahorrado nuestros padres para la jubilación. Era una cantidad mayor de lo que cabría esperar de una pareja con esas rentas. Y cuando terminamos de revisar su patrimonio, comprendimos el porqué: las inversiones que habían hecho nuestros padres.
Mi padre siempre fue un inversor entusiasta. Fue él quien me animó a comprar mis primeras acciones (de la empresa química DuPont) cuando yo era un adolescente. Mi padre invertía porque sabía que todo el dinero que metiese en los mercados de bonos o acciones probablemente crecería más rápido que en el banco. Y tenía razón.
Hice las cuentas. Si mis padres tenían 1.000 dólares para invertir en 1960 y pusieron ese dinero en el S&P 500, al alcanzar edad de jubilación en 1990, esos 1.000 dólares valdrían casi 20.000 dólares1. Eso es más del doble de lo que habrían ganado de haberse limitado a ingresar el dinero en una cuenta bancaria. Mi padre falleció unos meses después que mi madre, con cerca de 90 años. Pero si mis padres hubieran vivido más de cien años, podrían haberlo hecho cómodamente.
¿Por qué estoy contando esto sobre mis padres? Porque el repaso de sus finanzas me enseñó algo sobre mi propia carrera en el sector financiero. Llevaba casi 25 años trabajando en BlackRock cuando perdí a mis padres, pero la experiencia me recordó, de una forma nueva y muy personal, la razón por la que mis socios y yo fundamos BlackRock.
Claro que éramos empresarios ambiciosos y queríamos construir una empresa grande y de éxito, pero también queríamos ayudar a la gente a tener una jubilación como la de mis padres. Por ese motivo fundamos una gestora de activos —una empresa que ayuda a la gente a invertir en los mercados de capitales—, porque creíamos que participar en esos mercados iba a ser fundamental para quienes quisieran jubilarse con comodidad y seguridad financiera.
También creíamos que los mercados de capitales se transformarían en una parte cada vez mayor de la economía mundial. Si un número mayor de personas pudiera invertir en los mercados de capitales, se crearía un círculo económico virtuoso que fomentaría el crecimiento de empresas y países, lo que a su vez generaría riqueza para millones de personas más.
Mis padres vivieron sus últimos años con dignidad e independencia financiera. La mayoría de personas no tienen esa oportunidad, pero podrían tenerla. El mismo tipo de mercados que ayudaron a mis padres en su época pueden también ayudar a otros en la nuestra. De hecho, creo que el poder multiplicador que los mercados de capitales tienen en el crecimiento y la prosperidad continuará siendo una tendencia económica dominante durante el resto del siglo XXI.
Esta carta intentará explicar por qué.
Llevaba casi 25 años trabajando en BlackRock cuando perdí a mis padres, pero la experiencia me recordó, de una forma nueva y muy personal, la razón por la que mis socios y yo fundamos BlackRock.
En el mundo de las finanzas, se puede conseguir o hacer crecer el dinero de dos formas, principalmente.
Una es metiéndolo en el banco, que es en lo que históricamente confiaba la mayoría de la gente. Depositaban sus ahorros para obtener intereses o pedían préstamos para comprar una casa o ampliar su negocio. Sin embargo, con el tiempo surgió una segunda vía de financiación, sobre todo en Estados Unidos, gracias al crecimiento de los mercados de capitales: acciones, bonos y otros valores cotizados.
Lo comprobé de primera mano a finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando participé en la creación del mercado de titulización de hipotecas.
Antes de los setenta, la mayoría de la gente financiaba su vivienda de la misma forma que en el clásico navideño Qué bello es vivir, a través de instituciones Building & Loan (B&L). Los clientes depositaban sus ahorros en una de estas entidades, que funcionaban en esencia como un banco. Luego, ese banco concedía préstamos con esos ahorros en forma de hipotecas.
En la película, y en la vida real, todo va bien hasta que la gente empieza a ir en tromba al banco para pedir que se les devuelvan sus depósitos. Y como explicaba Jimmy Stewart en la película, el banco no tenía el dinero, porque lo había usado para financiar la casa de otra persona.
Tras la Gran Depresión, las B&L se transformaron en entidades de ahorro y préstamo (S&L, por sus siglas en inglés), que sufrieron su propia crisis los ochenta. Cerca de la mitad de los préstamos hipotecarios vigentes en Estados Unidos estaban en manos de S&L en 1980. La mala gestión del riesgo y unas prácticas de concesión de préstamos poco rigurosas provocaron una serie de quiebras que costaron más de 100.000 millones de dólares al contribuyente estadounidense2.
Pero la crisis de las S&L no provocó daños duraderos a la economía estadounidense. ¿Por qué? Porque al mismo tiempo que las S&L se hundían, otro método de financiación se iba fortaleciendo. Los mercados de capitales ofrecían una vía para reconducir el capital hacia unos mercados inmobiliarios en dificultades.
Este método no era otro que la titulización hipotecaria.
La titulización permitió a los bancos no solo constituir hipotecas, sino también venderlas. La venta de hipotecas permitía a los bancos gestionar mejor el riesgo en sus balances y disponer de capital que prestar a los compradores de vivienda, razón por la cual la crisis de las S&L no tuvo un gran impacto en la propiedad de vivienda en Estados Unidos.
A la larga, los excesos cometidos en la titulización de hipotecas contribuyeron a la crisis financiera de 2008 y, a diferencia de la crisis de las S&L, la Gran Recesión sí perjudicó a la propiedad de la vivienda en Estados Unidos, que aún no se ha recuperado del todo. En todo caso, la tendencia general subyacente, la expansión de los mercados de capitales, seguía siendo muy beneficiosa para la economía estadounidense.
De hecho, merece la pena preguntarse por qué Estados Unidos se recuperó a partir de 2008 más rápidamente que cualquier otro país desarrollado3.
Gran parte de la respuesta está en los mercados de capitales del país.
En Europa, donde la mayoría de los activos estaban en el sector bancario, las economías se congelaron tras verse obligados los bancos a reducir sus balances. Bien es cierto que los bancos estadounidenses también tuvieron que endurecer sus requisitos de capital y reducir la concesión de préstamos, pero como Estados Unidos contaba con una reserva de dinero secundaria más sólida en los mercados de capitales, la nación logró recuperarse de forma mucho más rápida.
En la actualidad, la renta variable y la renta fija públicas proporcionan más del 70% de la financiación de las empresas no financieras de Estados Unidos, un porcentaje superior al de cualquier otro país del mundo. En China, por ejemplo, la ratio banca/mercado de capitales está prácticamente invertida, ya que el 65% de la financiación de las empresas chinas procede de préstamos bancarios4.
En mi opinión, la lección más importante de la historia económica reciente es la siguiente: los países que aspiran a la prosperidad no solo necesitan sistemas bancarios sólidos, sino también mercados de capitales sólidos.
Es una lección que se está extendiendo por todo el mundo.
El año pasado estuve mucho tiempo viajando y visité 17 países distintos. Mantuve reuniones con clientes y empleados y también me reuní con varios responsables políticos y jefes de Estado. Durante esas reuniones, la conversación más frecuente giró en torno a los mercados de capitales.
Cada vez más países reconocen el poder de los mercados de capitales estadounidenses y quieren desarrollar los suyos propios.
Por supuesto que muchos países ya cuentan con mercados de capitales. Hay unos ochenta mercados bursátiles en todo el mundo, desde Kuala Lumpur hasta Johannesburgo5, pero la mayoría son más bien pequeños y contienen poca inversión. No son tan sólidos como los mercados de Estados Unidos, que es lo que buscan cada vez más otros países.
En Arabia Saudí, por ejemplo, el Gobierno está interesado en crear un mercado de titulización hipotecaria, mientras que Japón y la India quieren ofrecer a la gente otros espacios donde poner sus ahorros. En Japón, actualmente se depositan en el banco, mientras que, en la India, se invierten a menudo en oro.
Cuando visité la India en noviembre, me reuní con responsables políticos que lamentaban la querencia por el oro de sus ciudadanos. Esta materia prima ha tenido un rendimiento inferior al del mercado bursátil indio, demostrando no ser una buena inversión para los inversores particulares. Tampoco puede decirse que el oro haya ayudado a la economía del país.
Comparemos la inversión en oro con, digamos, la inversión en una vivienda nueva. Al comprar una casa, se crea un efecto económico multiplicador porque hay que amueblarla y reformarla. Es posible que llegues a tener familia y llenes la casa de niños. Todo ello genera actividad económica. Incluso cuando alguien deposita su dinero en el banco se produce ese efecto multiplicador porque el banco puede emplear ese dinero para financiar una hipoteca. ¿Pero, el oro? Está ahí quieto en una caja fuerte. Puede servir como una buena reserva de valor, pero el oro no genera crecimiento económico.
Este es un pequeño pero magnífico ejemplo de lo que los países quieren lograr con unos mercados de capitales sólidos. O mejor dicho, de lo que no pueden conseguir sin ellos.
A pesar de la tendencia anticapitalista de la política moderna, la mayoría de los líderes mundiales siguen apreciando lo obvio: que no hay fuerza alternativa al capitalismo que pueda sacar a más gente de la pobreza o mejorar su calidad de vida. Ningún otro modelo económico puede ayudarnos a alcanzar nuestras mayores expectativas de independencia financiera, ya sea para nosotros mismos o para nuestro país.
[La jubilación] es una premisa mucho más difícil de lograr que hace 30 años y lo será todavía más dentro de otros 30.
El año pasado, Japón superó un hito demográfico. La población del país lleva envejeciendo desde principios de los noventa, ya que ha ido disminuyendo la población en edad laboral y aumentando el número de ancianos. Sin embargo, en 2023 el 10% de la población superó los 80 años6, lo que convirtió a Japón en el «país más viejo del mundo»7, según Naciones Unidas.
Esta es una de las razones por las que el Gobierno japonés está promoviendo la inversión de cara a la jubilación.
La mayoría de los japoneses tienen la mayor parte de sus ahorros para la jubilación en el banco, donde el tipo de interés que obtienen es bajo. No era una mala estrategia cuando Japón sufría deflación, pero ahora la economía del país se ha restablecido y el índice Nikkei superó por primera vez los 40.000 puntos este mes (marzo de 2024)8.
La mayoría de los aspirantes a jubilados se están perdiendo esta recuperación. El país no contó con nada parecido a un plan de pensiones 401(k) hasta 2001, pero incluso entonces la porción de rentas que la gente podía aportar al mismo era bastante reducida. Por este motivo, el Gobierno presentó hace una década las denominadas Nippon Individual Savings Accounts (NISA) para animar a los japoneses a invertir más en su jubilación. En este momento, está intentando duplicar la participación en estos productos de ahorro, con el objetivo de alcanzar los 34 millones de japoneses antes de que acabe la década9. Para ello será necesario que el Gobierno nipón expanda sus mercados de capitales, en los que históricamente la participación del inversor minorista ha sido escasa.
Japón no es el único país que quiere ayudar a sus ciudadanos a invertir en su jubilación. BlackRock tiene una joint-venture con Jio Financial Services, filial de la india Reliance Industries, llamada Jio BlackRock. En los últimos 10 años, la India ha desarrollado una enorme red pública de infraestructuras digitales que conecta a casi mil millones de indios con todo tipo de servicios, que abarcan de la sanidad a los pagos públicos, a través de sus teléfonos móviles. El objetivo de Jio BlackRock es emplear esa misma infraestructura para ofrecer productos de inversión para la jubilación (y mucho más).
Al fin y al cabo, la India también envejece. Así como el mundo entero, si bien a distintas velocidades. En 2035, Brasil empezará a observar cómo salen más personas de las que entran en la población activa, mientras que México alcanzará el techo de población activa en 2040 y la India en algún momento alrededor de 2050.
FUENTE: Población en edad laboral (15-64 años): «Tendencia media» de Naciones Unidas10
A mediados de siglo, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, frente a una de cada once en 201911. Para ayudarles, los gobiernos tendrán que priorizar la creación de mercados de capitales sólidos como los de Estados Unidos, lo cual no quiere decir que el sistema de jubilación estadounidense sea perfecto. No creo que nadie lo piense. El sistema de jubilación de Estados Unidos necesita, como mínimo, modernizarse.
Esto quedó especialmente claro el año pasado, cuando la industria biotecnológica lanzó toda una serie de nuevos medicamentos con capacidad para incrementar la longevidad. La obesidad, por ejemplo, puede restar más de 10 años de esperanza de vida; por eso algunos investigadores piensan que fármacos como Ozempic y Wegovy podrían servir no solo para perder peso, sino también para alargar la vida12. De hecho, un estudio reciente demuestra que la semaglutida, denominación genérica del Ozempic, puede brindar a personas con enfermedades cardiovasculares dos años más de vida sin que sufran una enfermedad grave como un infarto13.
Dedicamos una enorme cantidad de energía a ayudar a las personas a vivir más tiempo, pero ni siquiera una mínima parte de ese esfuerzo se dedica a ayudar a la gente a permitirse vivir esos años de más.
Estos medicamentos han sido transformadores, aunque ponen de relieve una frustrante ironía, porque como sociedad, dedicamos una enorme cantidad de energía a ayudar a las personas a vivir más tiempo, pero ni siquiera una mínima parte de ese esfuerzo se dedica a ayudar a la gente a permitirse vivir esos años de más.
Esto no siempre fue así. Una de las razones por las que mis padres disfrutaron de una jubilación económicamente estable fue que contaban con CalPERS, el sistema público de pensiones de California. Mi madre pudo afiliarse por ser empleada de una universidad pública, pero desde los años ochenta la afiliación a las pensiones ha estado disminuyendo en todo el país14. Mientras tanto, la prioridad del Gobierno federal ha sido mantener las prestaciones sociales para las personas de mi edad (yo tengo 71 años), a pesar de que esto podría causar dificultades a la Seguridad Social a la hora de atender todas sus obligaciones cuando llegue la edad de jubilación de los trabajadores más jóvenes.
No es de extrañar que las generaciones más jóvenes, los millenials y la generación Z, se encuentren tan preocupados desde el punto de vista económico. Consideran que mi generación, la del baby boom, se ha preocupado de su propio bienestar financiero en detrimento de los que vendrán después. Y en el caso de la jubilación, no les falta razón.
Hoy en día, el mensaje sobre la jubilación que en Estados Unidos transmiten el Gobierno y las empresas es, en efecto: «Apáñatelas». Por lo que antes de que mi generación desaparezca por completo de los puestos de liderazgo empresarial y político, tenemos la obligación de cambiarlo.
Quizás una vez por década, Estados Unidos se enfrenta a un problema de tal magnitud y urgencia que sus líderes políticos y empresariales se ven obligados a parar las máquinas. Salen de sus silos y se sientan a la misma mesa para encontrar una solución. Participé en algo así después de 2008, cuando el Gobierno necesitaba encontrar la manera de deshacer los activos tóxicos de la crisis hipotecaria. Más recientemente, los consejeros delegados de las empresas tecnológicas y el Gobierno federal se reunieron para abordar la fragilidad de la cadena de suministro del sector de semiconductores de Estados Unidos. Tenemos que hacer algo parecido con la crisis de la jubilación. Estados Unidos necesita un esfuerzo organizado y de alto nivel para garantizar que las generaciones futuras puedan vivir con dignidad sus últimos años.
¿En qué debería consistir ese esfuerzo nacional? No tengo todas las respuestas, pero lo que sí puedo aportar son algunos datos y el comienzo de algunas ideas extraídas del trabajo de BlackRock. Porque nuestra actividad principal es la jubilación.
Más la mitad de los activos que gestiona BlackRock están relacionados con la jubilación15. Ayudamos a unos 35 millones de estadounidenses a invertir para la vida que tendrán tras su actividad profesional16, lo que equivale aproximadamente a una cuarta parte de los trabajadores del país17. Muchos son docentes como lo fue mi madre. BlackRock ayuda a gestionar los activos de pensiones de aproximadamente la mitad de los profesores de los colegios públicos estadounidenses18. Y esta labor, al igual que otras similares en todo el mundo, nos ha dado ciertas pistas de cómo podría ponerse en marcha una iniciativa nacional para modernizar la jubilación.
Creemos que la conversación tiene que comenzar afrontando el reto a través de tres puntos de vista diferentes.
[Los jóvenes] consideran que mi generación, la del baby boom, se ha preocupado de su propio bienestar financiero en detrimento de los que vendrán después. Y en el caso de la jubilación, no les falta razón.
Hay un dicho popular en economía que dice:«No se puede luchar contra los factores demográficos». Y, sin embargo, en lo que respecta a la jubilación, Estados Unidos lo sigue intentando.
En los países ricos, la mayoría de los sistemas de jubilación se asientan sobre tres pilares. Uno es lo que la gente invierte personalmente (como mi padre invirtiendo su dinero en bolsa). Otro son los planes provistos por el empleador (como la pensión de CalPERS de mi madre). Un tercer componente es aquel del que más oímos hablar a los políticos: la red de seguridad pública. En Estados Unidos, la Seguridad Social.
Probablemente estará familiarizado con los fundamentos económicos de la Seguridad Social. Durante la vida laboral, el Gobierno se queda con una parte de los ingresos del trabajador para, una vez jubilado, devolverlo en forma de cheque todos los meses. En realidad, esta idea tiene su origen en la Alemania anterior a la Primera Guerra Mundial, y estos programas de «seguro para la vejez» se fueron popularizando gradualmente a lo largo del siglo XX, en gran medida porque tenían sentido desde el punto de vista demográfico.
Piense en alguien que tuviese 65 años en 1952, el año en que yo nací. Si no estaba jubilado ya, probablemente estaría a punto de dejar de trabajar.
Piense ahora en los antiguos compañeros de profesión de esa persona, gente de su misma edad con la que entró a trabajar en los noventa. Los datos nos muestran que en 1952 la mayoría de esas personas no estaban preparándose para la jubilación porque ya habían fallecido.
De esta forma funcionaba el programa de la Seguridad Social: más de la mitad de las personas que trabajaron y cotizaron al sistema nunca llegaron a jubilarse y a cobrar del sistema19.
Hoy día, estos datos demográficos se han invertido por completo y esto, obviamente, es algo maravilloso. Nuestro deseo debería ser que más gente viva durante más años, pero no podemos pasar por alto el enorme impacto que esto tendrá en el sistema de jubilación del país.
No se trata solo de que en Estados Unidos se jubila cada más gente, sino que los periodos de jubilación también son cada vez más largos. Hoy en día, en un matrimonio en el que los dos tengan más 65 años hay un 50% de probabilidades de que al menos uno de los dos reciba un cheque de la Seguridad Social hasta los 90 años20.
Todo ello está sometiendo al sistema de pensiones estadounidense a una inmensa presión. La propia Seguridad Social ya advierte que en 2034 no podrá pagar a los contribuyentes sus prestaciones completas21.
¿Cuál es la solución? Nadie debería tener que trabajar más de lo que desea, pero sí me resulta un tanto chocante que la idea consolidada que tenemos acerca de la edad de jubilación adecuada, los 65 años, tenga su origen en la época del Imperio Otomano.
La humanidad ha cambiado en los últimos 120 años y lo mismo debe ocurrir con nuestro concepto de la jubilación.
Un país que se ha replanteado la jubilación es Países Bajos. Para que el sistema de pensiones continuara siendo sostenible, los neerlandeses decidieron hace más de diez años ir subiendo gradualmente la edad de jubilación, que ahora se ajusta automáticamente a medida que va cambiando la esperanza de vida del país22.
Obviamente, aplicar este marco de actuación en otros países sería una tarea política enorme. Pero lo que quiero decir es que deberíamos empezar a tener esta conversación: Si la gente por lo general vive más de 90 años, ¿cuál debería ser la edad media de jubilación?
O, en lugar de hablar de retrasar la fecha de cobro de la pensión, quizá haya otra idea políticamente más aceptable: ¿cómo animamos a más personas a trabajar durante más tiempo utilizando la zanahoria en lugar del palo? ¿Qué pasaría si el Gobierno y el sector privado trataran a los mayores de 60 años como trabajadores en la última etapa de su carrera con mucho que aportar, en lugar de como personas que deberían jubilarse?
Una de las formas en que Japón ha gestionado el envejecimiento de su economía es precisamente haciendo esto. El país ha encontrado nuevas vías para impulsar la tasa de actividad laboral, una estadística que en Estados Unidos lleva disminuyendo desde principios de la década de 200023. Merece la pena preguntarse: ¿Cómo puede Estados Unidos frenar (o al menos ralentizar) esa tendencia?
Vuelvo a decir que no pretendo tener las respuestas. A pesar del éxito de BlackRock ayudando a millones de personas a jubilarse, estas cuestiones deberán plantearse a un abanico más amplio de inversores, jubilados, responsables políticos y otros. En los próximos meses, BlackRock anunciará una serie de colaboraciones e iniciativas para conseguirlo, y le invito a que se una a nosotros.
La encuesta periódica de la Oficina del Censo de EE. UU. sobre las finanzas de los consumidores correspondiente a 2022 reveló que cerca de la mitad de los estadounidenses de entre 55 y 65 años declaró no tener ni un solo dólar ahorrado en cuentas personales de jubilación24. Nada en pensiones. Cero en planes IRA o 401(k).
¿Por qué? Pues bien, el primer obstáculo para invertir en la jubilación es poder permitírtelo.
Cuatro de cada diez estadounidenses ni siquiera disponen de 400 dólares para hacer frente a una emergencia como reparar un coche o un servicio hospitalario25. ¿Quién va a invertir dinero en su jubilación dentro de 30 años si no tiene liquidez para el día a día? Nadie. Por este motivo, la fundación BlackRock ha colaborado con un grupo de organizaciones sin ánimo de lucro con el objetivo de crear una Iniciativa de Ahorro de Emergencia. El programa ha ayudado principalmente a estadounidenses de rentas bajas a destinar en total 2.000 millones de dólares a nuevos ahorros líquidos26.
Los estudios demuestran que cuando las personas cuentan con un colchón de ahorro de emergencia, es un 70% más probable que inviertan para la jubilación27. Pero aquí es donde los trabajadores se encuentran con un nuevo obstáculo: aunque te lo puedas permitir, invertir es complejo.
Nadie nace siendo inversor por naturaleza. Es importante decirlo porque en el sector de los servicios financieros en ocasiones damos a entender lo contrario. Hacemos que parezca que ahorrar para la jubilación es una tarea sencilla, algo que cualquiera puede hacer con un poco de práctica, como conducir el coche para ir al trabajo. Solo hay que coger las llaves y sentarse en el asiento del conductor. Sin embargo, financiar la jubilación no es algo tan intuitivo. Para hacernos una buena idea, sería como si alguien te dejara a la puerta de tu casa un montón de piezas de motor y otras piezas de un automóvil y te dijese: «Arréglatelas».
En BlackRock, hemos intentado que el proceso de inversión sea más intuitivo mediante la invención de productos más sencillos, como los fondos con vencimiento fijo, que solo requieren que la persona tome una decisión: ¿en qué año espera jubilarse? Una vez elegida esta «fecha objetivo», el fondo ajusta automáticamente su cartera, variando su composición de las acciones de mayor rentabilidad a los bonos de menor riesgo a medida que se acerca la jubilación28.
En 2023, BlackRock amplió los tipos de ETFs con fecha de vencimiento fijo que ofrecemos para que las personas puedan contratarlos más fácilmente sin necesidad de trabajar para empresas que ofrezcan un plan de jubilación. En Estados Unidos hay 57 millones de personas —agricultores, trabajadores esporádicos, empleados de restaurantes, contratistas independientes— que no tienen acceso a un plan de aportación definida29. Y aunque contar con mejores productos de inversión puede servir de ayuda, hay ciertos límites a lo que puede conseguir algo como un fondo con vencimiento fijo. De hecho, los datos muestran que para la mayoría de la gente lo más complicado de invertir en la jubilación es precisamente empezar a hacerlo.
Otros países simplifican las cosas para los trabajadores temporales y con contratos por obra. En Australia, las empresas deben aportar una parte de los ingresos de cada trabajador de entre 18 y 70 años a una cuenta de jubilación, que luego pertenece al empleado. La Superaannuation Guarantee (garantía para la jubilación) se introdujo en 1992, cuando el país parecía en camino hacia una crisis de pensiones. Treinta y dos años después, es probable que los australianos dispongan de más ahorro per cápita que los jubilados de cualquier otro país. Australia ocupa el puesto número 54 del mundo en cuanto a población30, pero tiene el cuarto mayor sistema de pensiones del mundo31.
Está claro que cada país es diferente, por lo que cada sistema de jubilación debería también serlo. Sin embargo, la experiencia de Australia con sus jubilados podría ser un buen modelo a estudiar y desarrollar por los responsables políticos estadounidenses. Algunos ya lo están haciendo. Una veintena de estados en EE. UU., entre ellos Colorado y Virginia, han instituido sistemas de jubilación para dar cobertura a todos los trabajadores como hace Australia, aunque estos sean contratos temporales o a tiempo parcial32.
Es bueno que los legisladores propongan diferentes proyectos de ley y los estados se conviertan en «laboratorios para la jubilación». También otros deberían considerarlo porque los beneficios para los jubilados podrían ser enormes. Estos nuevos programas también podrían ayudar a Estados Unidos a garantizar la solvencia a largo plazo de la Seguridad Social. Eso es lo que consiguió Australia con la Superannuation Guarantee: aliviar las tensiones financieras del sistema público de pensiones del país33.
Pero ¿qué ocurre con los trabajadores que sí tienen acceso a un plan de jubilación empresarial? Porque ellos también necesitan apoyo.
Incluso entre los empleados con acceso a planes de empresa, hay un 17% que opta por no inscribirse, y la hipótesis de los expertos en materia de jubilación es que no se trata de una elección consciente. La gente simplemente está ocupada.
Parece trivial, pero incluso el tiempo de alrededor de una hora que un empleado tarda en buscar en su correo electrónico corporativo el enlace correcto al sistema de jubilación de la empresa y seleccionar el porcentaje de ingresos que se desea aportar al plan puede convertirse en un obstáculo complicado de superar. Por eso las empresas deberían hacer el esfuerzo consciente de comprobar cuál es la opción por defecto. ¿Se inscribe a la gente automáticamente en un plan o no? ¿A cuánto ascienden las cotizaciones automáticas? ¿Es un porcentaje mínimo de sus ingresos? ¿O el máximo?
En 2017, el economista de la Universidad de Chicago Richard Thaler ganó el Premio Nobel, en parte por su trabajo pionero en torno a la teoría del «empujón» (en inglés, nudge), en alusión a esos pequeños cambios en las políticas que pueden tener un impacto enorme en la vida financiera de las personas. La inscripción automática es uno de ellos. Los estudios demuestran que algo tan simple como automatizar la inscripción aumenta la participación en los planes de jubilación en casi un 50%34.
Como nación, debemos hacer todo lo posible para que invertir en la jubilación sea algo más automático para los trabajadores. En este sentido, ya se ven ciertos aspectos positivos. El año que viene entrará en vigor una nueva ley federal en EE.UU. que obligará a las empresas que establezcan nuevos planes 401(k) a afiliar de forma automática a los nuevos empleados. Además, cientos de grandes empresas (incluida BlackRock) ya han dado este paso voluntariamente.
Sin embargo, las empresas pueden hacer aún más para mejorar la vida financiera de sus empleados, como proporcionar cierto nivel de contribuciones de contrapartida a los planes de jubilación y prestar más educación financiera sobre la tremenda diferencia a largo plazo que existe entre aportar un pequeño porcentaje de las rentas a la jubilación y contribuir con el máximo. También creo que deberíamos facilitar a los trabajadores la transferencia de sus fondos en planes 401(k) cuando cambian de trabajo. Tenemos todo un menú de opciones y tenemos que explorarlas todas.
En 2018, BlackRock encargó un análisis de 1.150 jubilados estadounidenses. Cuando estudiamos los datos, descubrimos algo inesperado, incluso paradójico.
La encuesta mostró que, tras casi dos décadas de jubilación, el ciudadano medio todavía disponía del 80% de los ahorros que tenía antes de jubilarse. Hablamos de personas que probablemente tenían entre 75 y 95 años. Si habían invertido para la jubilación, lo más probable es que tuviesen dinero más que suficiente para el resto de su vida. Y, sin embargo, los datos también revelaron que estaban preocupados por sus finanzas. Únicamente el 32% declaró sentirse cómodo gastando lo que había ahorrado35.
La explicación a esta paradoja de la jubilación es sencilla: hasta las personas que saben cómo ahorrar para la jubilación siguen sin saber cómo gastar en la jubilación.
En Estados Unidos, las raíces del problema se remontan a hace más de cuatro décadas, cuando las empresas empezaron a sustituir los planes de prestación definida (las pensiones) por planes de aportación definida como los 401(k).
En muchos aspectos, las pensiones eran mucho más sencillas que el 401(k). Se trabajaba en algún lugar durante veinte o treinta años y luego, al jubilarse, el sistema de pensiones pagaba al empleado una cantidad fija o prestación definida todos los meses.
Cuando me incorporé al mercado laboral en los años setenta, el 38% de los estadounidenses tenía uno de estos planes de prestación definida, pero en 2008 este porcentaje se había recortado casi a la mitad36. Mientras tanto, el porcentaje de estadounidenses con planes de aportaciones definidas prácticamente se cuadruplicó37.
Esto debería haber sido bueno. A partir de la generación del baby boom, cada vez menos trabajadores han pasado toda su carrera profesional en un mismo lugar, lo que implica que necesitaban una opción para la jubilación que se pudieran llevar de un sitio a otro. En teoría, los planes 401(k) cumplían en ese cometido. Pero ¿y en la práctica? La realidad es que no.
Cualquiera que haya cambiado de trabajo sabe lo poco intuitivo que resulta transferir sus ahorros para la jubilación. De hecho, hay estudios que demuestran que alrededor del 40% de los empleados rescatan sus planes 401(k) al cambiar de trabajo, lo que les sitúa de nuevo en la casilla de salida del ahorro para la jubilación38.
El verdadero inconveniente de los planes de aportación definida era que liberaba a los empresarios de la mayor parte de la responsabilidad de la jubilación, cargándola directamente sobre los hombros de los propios empleados. Con las pensiones, las empresas tenían una obligación muy clara con sus trabajadores. El dinero de su jubilación era un pasivo financiero en el balance de la empresa. Las empresas sabían que tendrían que extender un cheque todos los meses para cada uno de sus jubilados. Sin embargo, eso se acabó con los planes de aportación definida, obligando a los jubilados a sustituir una suma fija de ingresos por una fórmula matemática imposible.
Dado que la mayoría de las cuentas de aportación definida no incluyen instrucciones sobre la cantidad que puede retirarse cada mes, los titulares de planes individuales primero deben constituir un fondo de reserva y luego ir gastando a un ritmo que permita que el dinero les dure el resto de sus vidas. Pero ¿quién sabe realmente cuánto vivirá?
En pocas palabras, el paso de la prestación definida a la aportación definida ha sido, para la mayoría de la gente, un paso de la certidumbre financiera a la incertidumbre financiera.
Por ello, casi en el mismo momento que vimos los datos sobre el nerviosismo de los jubilados a la hora de gastar, comenzamos a preguntarnos si podríamos hacer algo al respecto. ¿Podríamos desarrollar una estrategia de inversión que ofreciera la flexibilidad de un plan 401(k), pero también el potencial de un flujo de ingresos previsible, similar al de una pensión?
Resulta que sí. Esa estrategia se llama LifePath Paycheck™ y empezará a aplicarse en EE.UU. en abril. Mientras escribo estas líneas, 14 promotores de planes depensiones tienen previsto poner LifePath Paycheck™ a disposición de 500.000 empleados. Creo que algún día será la estrategia de inversión más utilizada en los planes de aportación definida.
Estamos hablando de una revolución en la jubilación. Y aunque puede que primero ocurra en Estados Unidos, con el tiempo otros países también podrán beneficiarse de la innovación. Al menos, eso espero. Porque, aunque la jubilación es sobre todo un reto en el lado del ahorro, los datos son claros: también es un reto en el lado del gasto.
Antes de concluir esta sección sobre la jubilación, me gustaría dedicar unas palabras a uno de los mayores obstáculos a la hora de invertir para el futuro. En mi opinión, no se trata sólo de la viabilidad, ni de la complejidad, ni del hecho de que la gente esté demasiado ocupada para inscribirse en el plan de jubilación de su empresa.
Podría decirse que el mayor obstáculo a la hora de invertir para la jubilación, o en cualquier otra cosa, es el miedo.
En finanzas, a veces pensamos en el «miedo» como un concepto difuso y emocional, no como lo que es en realidad: un dato económico real. Porque eso es lo que es. El miedo es una medida tan importante y aplicable como el PIB. Al fin y al cabo, la inversión (o la falta de ella) no es más que una medida del miedo, porque nadie invierte su dinero en una acción o un bono durante 30 o 40 años si teme que el futuro vaya a ser peor que el presente. En ese caso es cuando ponen su dinero en el banco. O debajo del colchón.
Esto es lo que ocurre en muchos países. En China, donde las encuestas muestran que los jóvenes son cada vez más pesimistas sobre la sociedad, los ahorros de los hogares han alcanzado su nivel más alto de la historia -casi 20 billones de dólares-, según datos del banco central39. En este país, la tasa de ahorro ronda el 30%. Casi un tercio de las rentas de trabajo se guarda en efectivo por si vienen tiempos difíciles. En contraste, la tasa de ahorro de Estados Unidos es de un solo dígito40.
Estados Unidos no se ha caracterizado por ser un país con miedo. La esperanza ha sido el mayor activo económico de la nación. La gente confía su dinero a los mercados estadounidenses por el mismo motivo que invierten en sus casas y negocios, porque creen que este país estará mejor mañana que hoy.
Este gran país lleno de esperanza es el que he conocido toda mi vida, pero en los últimos años, sobre todo a medida que he ido teniendo nietos, he empezado a preguntarme si ellos también conocerán esta versión de Estados Unidos.
Mientras terminaba esta carta, The Wall Street Journal publicó un artículo que me llamó la atención. Se titulaba «Los duros años que convirtieron a la Generación Z en los votantes más desilusionados de Estados Unidos» y contenía algunos datos llamativos y tremendamente desalentadores.
El artículo mostraba que, desde mediados de los noventa hasta la mayor parte de principios del siglo XXI, la mayoría de los jóvenes —en concreto, alrededor del 60% de los estudiantes de último curso de secundaria— creían en que obtendrían un título profesional, conseguirían un buen trabajo y llegarían a tener más patrimonio que sus padres. Eran optimistas. Pero desde la pandemia, ese optimismo ha caído en picado.
En comparación con hace veinte años, este grupo de la población joven es un 50% más propensa a cuestionarse si la vida tiene un propósito. Cuatro de cada diez consideran que es «difícil tener esperanza en el mundo»41.
Llevo casi medio siglo trabajando en el mundo de las finanzas. He visto muchos números, pero ningún dato me ha preocupado tanto como este.
La falta de esperanza me preocupa como CEO. Me preocupa como abuelo. Pero, sobre todo, me preocupa como estadounidense.
Si las generaciones futuras no sienten esperanza por este país y su futuro en él, Estados Unidos no solo perderá la fuerza que motiva a la gente a invertir, sino que perderá su misma esencia. Sin esperanza, corremos el riesgo de convertirnos en otro lugar donde la gente contempla la estructura de incentivos que tiene ante sí y decide que la opción segura es la única posible. Corremos el riesgo de convertirnos en un país donde la gente guarda su dinero bajo el colchón y sus sueños atrapados en el dormitorio.
¿Cómo recuperar la esperanza?
Tanto si tratamos de resolver la cuestión de la jubilación como si abordamos cualquier otro problema, esa es la primera pregunta que debemos hacernos, aunque vaya por delante que no tengo la solución. Contemplo la situación de Estados Unidos y del mundo, y estoy tan falto de respuestas como todos los demás. Hay tanta rabia y división, que a menudo me cuesta entenderlo.
Lo que sí sé es que cualquier respuesta tiene que empezar incluir a los jóvenes en ella. Las mismas encuestas que denotan su falta de esperanza también nos muestran su falta de confianza —muy inferior a la de cualquier generación anterior— en todos los pilares de la sociedad: la política, el Gobierno, los medios de comunicación y las empresas. Los dirigentes de estas instituciones (yo entre ellos) deberían mostrar empatía con sus preocupaciones.
Los jóvenes han perdido la confianza en las generaciones mayores. La responsabilidad de recuperar esa confianza recae sobre nosotros. Y quizá invertir en sus objetivos a largo plazo, incluida la jubilación, no sea un mal punto de partida.
Quizá la mejor manera de empezar a infundir esperanza sea decir a los jóvenes: «Puede que no tengáis mucha esperanza en vuestro futuro, pero nosotros sí. Y vamos a ayudaros a invertir en él».
Los jóvenes han perdido la confianza en las generaciones mayores. La responsabilidad de recuperar esa confianza recae sobre nosotros. Y quizá invertir en sus objetivos a largo plazo, incluida la jubilación, no sea un mal punto de partida.
Empecé a viajar a Londres en los ochenta, y entonces, si podías elegir entre los dos principales aeropuertos internacionales de la ciudad —Heathrow o Gatwick—, probablemente te decantarías por Heathrow. Gatwick estaba más lejos de la ciudad y además se encontraba en un estado más deteriorado, comparativamente.
Sin embargo, cuando Gatwick fue adquirido por Global Infrastructure Partners (GIP) en 2009, las cosas cambiaron. El nuevo propietario aumentó la capacidad de las pistas e introdujo cambios con sentido, como bandejas para equipaje de gran tamaño que redujeron a menos de la mitad el tiempo que se tardaba en pasar los controles de seguridad.
«Lo que ocurre con las empresas de infraestructuras... es que muchas de ellas no suelen centrarse en el servicio al cliente», declaró al Financial Times Bayo Ogunlesi, CEO de GIP. GIP quería que Gatwick fuera diferente. Y en ese proceso, también convirtió el aeropuerto en un excelente ejemplo de cómo se construirán y gestionarán las infraestructuras en el siglo XXI: con capital privado42.
En Estados Unidos, la gente tiende a pensar en las infraestructuras como proyectos públicos, algo que se construye con fondos de los contribuyentes. Pero, por una razón muy importante que explicaré enseguida, esa no será la principal forma de construir infraestructuras a mediados del siglo XXI. En lugar de recurrir únicamente a las finanzas públicas para tender puentes, redes eléctricas y construir aeropuertos, todo el mundo hará lo que hizo Gatwick.
El futuro de las infraestructuras es la colaboración público-privada.
El sector de las infraestructuras, valorado en 1 billón de dólares, es uno de los segmentos de los mercados privados que crece con más rapidez, impulsado por algunas tendencias macroeconómicas innegables. En los países en desarrollo, la población tiene cada vez más poder adquisitivo, lo que impulsa la demanda de todo tipo de bienes, desde energía hasta transporte, mientras que en los países ricos los gobiernos necesitan construir nuevas infraestructuras y reparar las antiguas.
Incluso en Estados Unidos, donde la Administración Biden ha promulgado leyes de inversión generacional en infraestructuras, siguen pendientes tareas de mantenimiento por valor de 2 billones de dólares43.
¿Cómo se pagarán todas estas infraestructuras? La razón por la que creo que tendrá que ser mediante alguna combinación de dinero público y privado es que probablemente la financiación no podrá provenir solo del Estado. La deuda es demasiado elevada.
Desde Italia hasta Sudáfrica, muchas naciones soportan las mayores cargas de deuda de su historia. El endeudamiento público se ha triplicado desde mediados de los setenta y representó el 92% del PIB mundial en 202244. En Estados Unidos, la situación es más urgente que nunca. Desde el comienzo de la pandemia, el país ha emitido aproximadamente 11,1 billones de dólares de deuda nueva45, y esa cantidad es solo una parte del problema. La otra es el tipo de interés que el Tesoro tiene que pagar por ella.
Hace tres años, el tipo de interés de un bono del Tesoro a 10 años era inferior al 1%. Pero en estos momentos supera el 4%, y ese aumento de 3 puntos porcentuales es muy peligroso porque si se mantienen los tipos actuales, supondrá un billón de dólares más en pagos de intereses durante la próxima década46.
¿Por qué la deuda es ahora un problema? Pues porque, históricamente, Estados Unidos ha amortizado la deuda antigua emitiendo deuda nueva en forma de títulos del Tesoro. Esa es una estrategia viable mientras haya demanda por esos valores, pero en el futuro, Estados Unidos no puede dar por sentado que los inversores querrán comprarlos en la misma cantidad o con la misma prima que lo hacen actualmente.
En la actualidad, alrededor del 30%47 de los valores del Tesoro estadounidense están en manos de estados o inversores extranjeros, pero es probable que ese porcentaje disminuya a medida que más países vayan creando sus propios mercados de capitales e invirtiendo internamente.
Más líderes deberían prestar atención a la creciente deuda de Estados Unidos. En un escenario negativo, la economía estadounidense empieza a parecerse a la japonesa de finales de los noventa y principios de los 2000, cuando la deuda superó al PIB y eso condujo a periodos de austeridad y estancamiento. Si Estados Unidos genera un alto nivel de deuda, resultará mucho más difícil combatir la inflación, ya que los responsables de la política monetaria no podrán subir los tipos sin aumentar drásticamente una factura del servicio de la deuda ya insostenible.
Pero ¿es inevitable una crisis de la deuda? No.
Aunque la disciplina presupuestaria puede ayudar a controlar la deuda marginalmente, será muy difícil (tanto política como matemáticamente) subir los impuestos o recortar el gasto al nivel que Estados Unidos necesitaría para reducir drásticamente la deuda. No obstante, hay otra opción distinta de los impuestos o la reducción del gasto: el crecimiento. Si el PIB estadounidense se expande de media el 3% (en términos reales, no nominales) en los próximos cinco años, la ratio deuda/PIB se mantendría en el 120%, un porcentaje elevado pero razonable.
Quiero que quede claro: un crecimiento del 3% es mucho pedir, sobre todo teniendo en cuenta el envejecimiento de la población activa. Por eso, los responsables políticos tendrán que cambiar de enfoque. No podemos seguir viendo la deuda como un problema que solo puede resolverse mediante impuestos y recortes del gasto. En lugar de ello, los esfuerzos de Estados Unidos en materia de deuda deben centrarse en políticas que favorezcan el crecimiento, que incluyan el recurso a los mercados de capitales para contar con uno de los mejores catalizadores del crecimiento: las infraestructuras. Especialmente las infraestructuras energéticas.
Carreteras. Puentes. Puertos. Aeropuertos. Torres de telefonía móvil. El sector de las infraestructuras abarca multitud de subsectores, pero en el que BlackRock ve posiblemente la mayor demanda de nuevas inversiones es en el de las infraestructuras energéticas.
¿Por qué la energía? Porque en este sector están ocurriendo dos cosas al mismo tiempo.
La primera es la «transición energética». Esta es una mega fuerza, una gran tendencia económica impulsada por naciones que representan el 90% del PIB mundial48. Ahora que la energía eólica y solar son más baratas en muchos lugares que la electricidad generada con combustibles fósiles, estos países están aumentando las instalaciones de energías renovables49. Además, es una buena forma de abordar el cambio climático. Este cambio —o transición energética— ha generado un efecto dominó en los mercados, con riesgos y oportunidades para los inversores, incluidos los clientes de BlackRock.
Empecé a escribir sobre esta transición en 2020. Desde entonces, se ha vuelto un tema controvertido en EE. UU. Pero más allá de ese debate, apenas ha cambiado nada. La gente sigue invirtiendo mucho en la descarbonización. En Europa, por ejemplo, la inversión en la neutralidad de las emisiones de carbono sigue siendo una prioridad para la mayoría de los clientes de BlackRock50. Ahora, no obstante, la demanda de energía limpia se ve amplificada por otra cuestión: la atención a la seguridad energética.
Los gobiernos llevan intentando conseguir la seguridad energética desde la crisis del petróleo de los setenta (y probablemente desde el comienzo de la Revolución Industrial), por lo que no estamos ante una tendencia nueva. De hecho, cuando escribí mi primera carta sobre la sostenibilidad en 2020, también dije a nuestros clientes que los países seguirían necesitando producir petróleo y gas para satisfacer sus necesidades energéticas.
Para tener seguridad energética, señalé, la mayor parte del planeta tendrá que «depender de los hidrocarburos durante unos cuantos años»51.
Cada vez oigo a más líderes hablar de descarbonización y seguridad energética de forma conjunta bajo lo que podríamos llamar «pragmatismo energético».
Entonces, en 2022, Putin invadió Ucrania. La guerra volvió a poner el foco sobre la idea de la seguridad energética porque perturbó el suministro mundial de petróleo y gas provocando una monumental inflación energética, sobre todo en Europa. El Reino Unido, Noruega y los 27 países que conforman la UE tuvieron que gastar en conjunto 800.000 millones de euros para subvencionar la factura energética52.
Este es uno de los motivos por los que cada vez oigo a más líderes hablar de descarbonización y seguridad energética de forma conjunta bajo lo que podríamos llamar «pragmatismo energético».
El año pasado, como ya he dicho, visité 17 países y pasé mucho tiempo hablando con los responsables del suministro de energía a hogares y empresas, desde presidentes del Gobierno a operadores de redes energéticas. El mensaje que me transmitieron era completamente opuesto al que suelen defender los activistas de extrema izquierda y derecha que dicen que los países tienen que elegir entre las energías renovables y el petróleo y el gas. Estos líderes creen que el mundo sigue necesitando ambas cosas. En lo referente a la energía, se mostraron mucho más pragmáticos que dogmáticos. Incluso los más concienciados con el clima eran conscientes de que el camino a largo plazo hacia la descarbonización incluirá a los hidrocarburos, aunque en menor medida, durante algún tiempo.
Alemania es un buen ejemplo de cómo el pragmatismo energético sigue siendo una vía hacia la descarbonización. Es uno de los países más comprometidos en la lucha contra el cambio climático y ha realizado enormes inversiones en energía eólica y solar. Pero a veces no sopla el viento en Berlín ni brilla el sol en Múnich. Y durante esos periodos sin viento y sin sol, el país sigue teniendo que depender del gas natural para la «energía gestionable». Alemania solía obtener ese gas de Rusia, pero ahora tiene que buscarlo en otra parte, así que está construyendo instalaciones de gas adicionales para importar de otros productores de todo el mundo53.
O tomemos como ejemplo a Texas. Este estado se enfrenta a un reto energético similar, pero no por culpa de Rusia, sino de la economía. El estado es uno de los de mayor crecimiento de EE. UU.54 y la demanda adicional de electricidad está llevando al límite a ERCOT, la red energética de Texas55.
En la actualidad, Texas funciona con un 28% de energía renovable56, un 6% más que el conjunto de Estados Unidos57. Pero si no logra 10 gigavatios adicionales de electricidad gestionable, que quizá deban obtenerse en parte del gas natural, este estado podría seguir sufriendo devastadoras caídas de tensión. En febrero, BlackRock ayudó a convocar una cumbre de inversores y responsables políticos en Houston para ayudar a encontrar una solución.
Texas y Alemania son buenos ejemplos de cómo llevar a cabo la transición energética. Como escribí en 2020, la transición solo tendrá éxito si es «justa». Nadie apoyará la descarbonización si implica renunciar a calentar su casa en invierno o refrescarla en verano. O si el coste de hacerlo es prohibitivo.
Desde 2020, los economistas han popularizado una terminología que describe mejor lo que significa realmente una transición justa. Un concepto importante es la «prima verde». Se trata del recargo que la gente paga por «volverse verde»: por ejemplo, cambiar de un coche de gasolina a un vehículo eléctrico. Cuanto menor sea la prima verde, más justa será la descarbonización porque será más asequible.
Aquí es donde más se puede aprovechar el poder de los mercados de capitales. La inversión privada puede ayudar a las empresas energéticas a reducir el coste de sus innovaciones y extenderlas por todo el mundo. El año pasado, BlackRock invirtió en más de una decena de estos proyectos de transición en nombre de sus clientes. Nos hemos asociado con promotores del sudeste asiático con el objetivo de construir más de un gigavatio de capacidad solar (suficiente para abastecer a una ciudad) tanto en Tailandia como en Filipinas58. También invertimos en el mayor parque eólico de África, Lake Turkana Wind Power, ubicado en Kenia y que en la actualidad representa alrededor del 12% de la generación de electricidad del país59.
Además, hay tecnologías en fase inicial, como la batería gigante «hot rock» que está construyendo Antora Energy. La empresa calienta bloques de carbón con energía eólica o solar durante las horas en las que la energía renovable es barata y abundante. Estas «baterías térmicas» alcanzan hasta 2.400 grados Celsius y brillan más que el sol60. Luego, ese calor se utiliza para suministrar electricidad a gigantescas instalaciones industriales las 24 horas del día, incluso cuando no brilla el sol o no sopla el viento.
BlackRock invirtió en Antora a través de Decarbonization Partners, una asociación que tenemos con la empresa de inversiones Temasek. Nuestra financiación ayudará a Antora a crecer y suministrar energía con cero emisiones de carbono por valor de miles de millones de dólares a clientes industriales61. (Algún día, sus baterías térmicas podrían ayudar a resolver el tipo de problema de electricidad gestionable al que se enfrentan Texas y Alemania, pero sin emisiones de carbono).
La última tecnología que destacaré es la captura de carbono. El año pasado, uno de los fondos de infraestructuras de BlackRock invirtió 550 millones de dólares en un proyecto llamado STRATOS, que será la mayor instalación de captura directa de aire del mundo cuando finalice su construcción en 202562. Uno de los aspectos más interesantes del proyecto es quién está construyendo las instalaciones: Occidental Petroleum, la gran petrolera de Texas.
El mercado de la energía no se divide, como algunos creen, entre los productores de petróleo y gas, por un lado, y las nuevas empresas de energía limpia y tecnología climática, por otro. Muchas empresas, como Occidental, hacen ambas cosas, motivo importante por el cual BlackRock nunca ha apoyado la desinversión en empresas energéticas tradicionales. También son pioneras en la descarbonización.
En la actualidad, BlackRock tiene más de 300.000 millones de dólares invertidos en empresas energéticas tradicionales en nombre de nuestros clientes. De esos 300.000 millones, más de la mitad —170.000 millones—, están en Estados Unidos63. Invertimos en estas empresas energéticas por una sencilla razón: se trata del dinero de nuestros clientes. Si quieren invertir en hidrocarburos, les damos todas las oportunidades de hacerlo, del mismo modo que invertimos aproximadamente 138.000 millones de dólares en estrategias de transición energética para nuestros clientes. Es uno de los cometidos una gestora de activos: seguir el mandato de sus clientes.
Pero en lo que respecta a la energía, también entiendo que no todo el mundo tiene las mismas preferencias de entrada. La descarbonización y la seguridad energética son las dos tendencias macroeconómicas que impulsan la demanda de más infraestructuras energéticas. A veces son tendencias competidoras. Otras veces son complementarias, como cuando la misma batería avanzada que descarboniza tu red puede reducir también tu dependencia de la electricidad extranjera.
La cuestión es que la transición energética no avanza en línea recta. Como ya he escrito muchas veces, se mueve de diferentes maneras y a diferentes ritmos en distintas partes del mundo. Nuestro trabajo en BlackRock consiste en ayudar a nuestros clientes a navegar los grandes cambios del mercado energético, estén donde estén.
Una de las formas en que ayudamos a nuestros clientes a recorrer el floreciente mercado de las infraestructuras es transformando nuestra compañía. Empecé esta sección escribiendo sobre el propietario del aeropuerto de Gatwick, GIP. En enero, BlackRock anunció su plan de adquirirlo.
¿Por qué escogimos a GIP? El negocio de infraestructuras de BlackRock había crecido rápidamente en los últimos años, pero, para atender la demanda, nos dimos cuenta de que necesitábamos crecer aún más rápido.
Los gobiernos endeudados no son los únicos que necesitan encontrar fuentes alternativas de financiación para sus infraestructuras. También las empresas del sector privado. En todo el mundo hay una gran cantidad de infraestructuras que son propiedad de empresas privadas y son explotadas en su totalidad por ellas. Las torres de telefonía son un buen ejemplo de ello, al igual que los oleoductos que suministran la materia prima a las empresas químicas. Cada vez es más habitual que los propietarios de estos activos prefieran contar con un socio financiero para no tener que asumir el coste total de la infraestructura en su balance.
Yo había estado pensando en esta tendencia y llamé a un antiguo colega, Bayo Ogunlesi.
Bayo y yo empezamos nuestras respectivas carreras en el mundo de las finanzas en el banco de inversión First Boston, pero nuestros caminos se separaron. Yo perdí 100 millones de dólares en una serie de malas operaciones en First Boston y... bueno, no quiero aburrir a nadie con esto otra vez. Gracias a ello tanto mis socios de BlackRock como yo fuimos pioneros en gestionar mejor el riesgo en los mercados de renta fija. Mientras tanto, Bayo y su equipo eran pioneros en la moderna inversión en infraestructuras en los mercados privados.
Al cabo del tiempo, hemos decidido volver a unir nuestras fuerzas. Creo que gracias a eso podremos ofrecer mejores oportunidades para que nuestros clientes inviertan en las infraestructuras que permiten que nuestros hogares sigan teniendo electricidad, que los aviones sigan volando, que los trenes sigan circulando y que nuestro teléfono móvil siga con la mejor cobertura.
En esta carta, he compartido mi opinión de que los mercados de capitales van a desempeñar un papel aún más importante en la economía mundial. Y así tendrá que ser si el mundo quiere afrontar los retos que plantean las infraestructuras, la deuda y la jubilación de los ciudadanos. Estos son los grandes problemas económicos de mediados del siglo XXI y necesitaremos el poder del capitalismo para resolverlos.
La forma en que BlackRock interviene en esta historia es a través de nuestro trabajo con los clientes. Queremos situarlos en una buena posición para abordar estas tendencias, y por eso hemos intentado estar más conectados que nunca con nuestros clientes.
En los últimos cinco años, miles de clientes en nombre de millones de particulares han confiado a BlackRock la gestión de más de 1,9 billones de dólares en nuevos activos netos. Miles de ellos también utilizan nuestra tecnología para comprender mejor los riesgos de sus carteras y sustentar el crecimiento y la agilidad comercial de sus propios negocios. Los años de crecimiento orgánico, junto con la expansión a largo plazo de los mercados de capitales, apuntalan los 10 billones de dólares en activos de clientes que gestionamos, cifra que aumentó en más de 1,4 billones en 2023.
Tanto en los buenos y los malos tiempos, tanto si los clientes se centran en aumentar como en disminuir el riesgo, nuestro crecimiento orgánico constante y líder en el sector demuestra que los clientes están consolidando una mayor parte de sus carteras con BlackRock. Las entradas netas de activos de clientes alcanzaron 289.000 millones de dólares en 2023, un periodo de cambios rápidos e importante reducción del riesgo en las carteras.
El modelo de negocio distintivo de BlackRock nos ha permitido seguir creciendo con nuestros clientes y mantener un crecimiento orgánico positivo de las comisiones básicas. Hemos crecido independientemente de la coyuntura del mercado e incluso cuando la mayor parte del sector experimentaba salidas de capital.
Recuerdo los años 2016 y 2018, cuando la incertidumbre y la cautela influyeron en el comportamiento inversor de instituciones y particulares. Muchos clientes redujeron riesgos y optaron por el efectivo. En BlackRock nos mantuvimos conectados con nuestros clientes. Fuimos rigurosos a la hora de impulsar el rendimiento de las inversiones, innovar con nuestros productos y tecnologías y asesorar sobre el diseño de las carteras. Cuando los clientes estuvieron preparados para volver a los mercados de forma más activa, lo hicieron con BlackRock, lo que se tradujo en nuevos récords de flujos de clientes y en un crecimiento orgánico de las comisiones básicas igual o superior a nuestro objetivo.
Los flujos y el crecimiento orgánico de las comisiones básicas se aceleraron hasta finales de 2023. En el cuarto trimestre, registramos 96.000 millones de dólares en entradas netas e iniciamos 2024 con un gran empuje.
En 2024, tengo previsto hacer lo mismo que en 2023: pasar mucho tiempo viajando y visitando a clientes. Ya he hecho varios viajes por Estados Unidos y el resto del mundo, y tengo más claro que nunca que tanto las empresas como los clientes quieren trabajar con BlackRock.
En el caso de las empresas en las que invertimos en nombre de nuestros clientes, estas aprecian que les proporcionemos capital constante y a largo plazo. A menudo invertimos en las fases tempranas del negocio y seguimos invirtiendo a lo largo de los ciclos, ya sea en deuda o en capital, antes o después de una salida a bolsa. Las empresas reconocen las conexiones globales de BlackRock, su marca y su experiencia en todos los mercados e industrias. Esto nos convierte en un socio valioso y, a su vez, favorece la provisión y el rendimiento que podemos ofrecer a los clientes.
A lo largo del último año y medio, hemos preparado y ejecutado varias operaciones para clientes. Además del proyecto de captura directa de aire STRATOS, nuestros fondos se asociaron con AT&T en la sjoint venture Gigapower para tender banda ancha en comunidades de todo EE. UU. También realizamos inversiones a escala mundial, como en Brasol (Brasil), AirFirst (Corea del Sur), Akaysha Energy (Australia) y el Lake Turkana Wind Farm (Kenia).
Nuestra capacidad para conseguir operaciones para los clientes es uno de los principales motores de la demanda de estrategias de mercados privados de BlackRock. Estas estrategias registraron flujos de entrada neta de capital por valor de 14.000 millones de dólares en 2023, impulsados por las infraestructuras y el crédito privado. Seguimos esperando que estas categorías sean nuestros principales motores de crecimiento en el segmento de inversiones alternativas en los próximos años.
Nuestro conocimiento de la inversión activa, nuestra experiencia y nuestros buenos resultados de inversión son también el sello de distinción de BlackRock en el mercado. Nuestras entradas netas de capital de inversión activa casi alcanzaron los 60.000 millones de dólares en 2023, frente a las salidas que sufrió el resto del sector.
En los ETFs, BlackRock lideró el sector en 2023 al generar unas entradas netas de 186.000 millones de dólares. Nuestro liderazgo en el sector de los ETFs es otro reflejo de nuestra plataforma global y nuestra conectividad con los clientes.
Lo que hemos visto en todos los mercados es que, si podemos hacer que invertir sea más fácil y asequible, podemos atraer rápidamente a nuevos clientes. Estamos aprovechando las plataformas digitales en los mercados locales para proporcionar un mayor acceso a la inversión y acelerar el crecimiento orgánico de los ETFs de iShares.
En la región EMEA, BlackRock impulsa planes de ahorro con ETFs para inversores finales, asociándose con numerosos bancos y plataformas de intermediación, como Trade Republic, Scalable Capital, ING, Lloyds y Nordnet. Estas asociaciones ayudarán a millones de personas a acceder a las inversiones, invertir a largo plazo y alcanzar el bienestar financiero.
En 2023, también anunciamos una inversión minoritaria en Upvest, que contribuirá a impulsar la innovación en la forma en que los europeos acceden a los mercados y a abaratar y simplificar el momento en que se comienza a invertir.
También cabe destacar nuestro trabajo con el principal banco digital británico, Monzo, para ofrecer a sus clientes nuestros productos a través de su app, con inversiones mínimas de tan solo 1 libra. Con estas relaciones, estamos desarrollando nuestra franquicia ETFs iShares para mejorar significativamente el acceso a los mercados mundiales.
Permítanme también decir unas palabras sobre Aladdin. Sigue siendo el lenguaje de las carteras, que unifica el conjunto de BlackRock y proporciona la base tecnológica sobre la que servimos a los clientes en toda nuestra plataforma. Aladdin no solo es la tecnología clave que impulsa a BlackRock, sino que también impulsa a muchos de nuestros clientes. La necesidad de datos integrados y análisis de riesgos, así como de una visión global de la cartera en los mercados cotizados y privados, está propiciando el crecimiento del valor contractual anual (ACV, por sus siglas en inglés).
En 2023, generamos ingresos por servicios de tecnología por valor de 1.500 millones de dólares. Los clientes buscan crecer y expandirse con Aladdin, lo que se refleja en una fuerte actividad de extracción, ya que más del 50% de las ventas de Aladdin son multi-producto.
De cara al futuro, la reducción del riesgo de las carteras de los clientes generará enormes perspectivas para nuestras franquicias de mercados cotizados y privados. Y hará falta una tecnología integrada para ayudar a los clientes a mantenerse ágiles mientras operan a escala.
Vivimos tiempos en que los inversores están realizando grandes cambios en su forma de estructurar carteras. BlackRock les está ayudando a diseñar la «cartera del futuro», una que integra los mercados cotizados y privados y está digitalizada. Consideramos estos cambios como grandes catalizadores. Gracias a la plataforma tecnológica y de inversión diversificada que hemos creado, nos hemos preparado para crecer de forma estructural en los próximos años.
A medida que seguimos innovando y evolucionando para adelantarnos a las necesidades de nuestros clientes, también evolucionan nuestra organización y nuestro equipo directivo.
A principios de año anunciamos cambios para reconfigurar nuestro negocio y transformar nuestra organización para anticiparnos mejor a las necesidades de los clientes y perfilar BlackRock para que los clientes puedan seguir obteniendo los conocimientos, soluciones y resultados que esperan de nosotros.
Durante años, BlackRock ha trabajado con clientes en toda la cartera, aunque distinguiendo entre estructuras de producto para ETFs, fondos de gestión activa y cuentas segregadas.
Ahora se están difuminando las líneas tradicionales entre productos. Los clientes están creando carteras que combinan a la perfección estrategias activas e indexadas, que incluyen activos líquidos e ilíquidos y que abarcan mercados cotizados y privados, a través de estructuras de ETFs, fondos de inversión colectiva y cuentas segregadas.
BlackRock ha sido fundamental en la expansión del mercado de ETFs porque los ha hecho accesibles a más inversores y ha ofrecido nuevas clases de activos (como los bonos) y estrategias de inversión (como las activas). Como consecuencia de ese éxito, el ETF ya no es solo un concepto de indexación, sino que se está convirtiendo en una estructura eficaz para toda una serie de soluciones de inversión.
Siempre hemos considerado los ETFs como una tecnología que servía para facilitar la inversión. Y al igual que nuestra tecnología Aladdin se ha vuelto básica para la gestión de activos, también lo han hecho los ETFs. Por eso, creemos que la integración de nuestra experiencia en ETFs e índices en toda la empresa acelerará el crecimiento de iShares y de todas las estrategias de inversión de BlackRock.
Seremos más ágiles y estaremos más alineados con los clientes a través de nuestra nueva arquitectura, con el objetivo de ofrecer una mejor experiencia, una mejor rentabilidad y mejores resultados.
La salud de los mercados de capitales depende de un circuito ininterrumpido de retroalimentación entre las empresas y sus inversores. Durante más de una década, BlackRock se esforzó por mejorar dicha retroalimentación para nuestros clientes.
Lo hemos conseguido creando un programa de inversión responsable líder en el sector, centrado en implicar a las empresas participadas en cuestiones que afectan a los intereses económicos a largo plazo de nuestros clientes. Para ello es necesario comprender cómo se posicionan las empresas para sortear los riesgos a los que se enfrentan y explorar las oportunidades que encuentran; por ejemplo, de qué manera podría la fragmentación geopolítica reconfigurar sus cadenas de suministro o cómo podría afectar el mayor coste de los préstamos a su capacidad para generar un crecimiento constante de los beneficios.
Para ello, reunimos uno de los mayores equipos de Stewardship (inversión responsable) para colaborar con las empresas, a menudo junto con nuestros equipos de inversión, porque nunca creímos en que el sector se apoyara en las recomendaciones de unos pocos asesores en voto delegado. Sabíamos que nuestros clientes esperaban de nosotros que tomáramos decisiones de voto delegado independientes y basadas en un diálogo permanente con las empresas, una filosofía que sigue sustentando nuestros esfuerzos de stewardship a día de hoy. Seguimos promoviendo en nombre de aquellos clientes que nos han confiado esta importante responsabilidad prácticas de gobierno corporativo correctas y solidez financiera en las empresas que componen nuestras carteras.
Y seguimos innovando para ofrecer más opciones a quienes desean desempeñar un papel más directo en el proceso de voto delegado. En 2022, BlackRock fue el primer integrante de nuestro sector en lanzar Voting Choice, una función que permitía a los inversores institucionales participar en el proceso de delegación de voto. En la actualidad, aproximadamente la mitad de los activos de renta variable indexada bajo gestión de nuestros clientes tienen acceso a Voting Choice. Y en febrero, lanzamos un programa piloto en nuestro mayor ETF Core S&P 500 que permitió por primera vez a los inversores particulares acceder a Voting Choice.
Damos la bienvenida a estas voces adicionales al gobierno corporativo y creemos que pueden reforzar aún más la democracia entre los accionistas. Creo que más propietarios de activos pueden participar eficazmente en este importante proceso si están bien informados. Nos anima su compromiso y la continua transformación del ecosistema de la elección del voto por delegación, pero seguimos creyendo que el sector se beneficiaría si hubiera más asesores de voto delegado.
Durante 36 años, BlackRock ha ejercido el liderazgo escuchando a los clientes y evolucionando para ayudarles a conseguir resultados a largo plazo. Ese compromiso ha estado detrás de todo lo que hemos hecho como empresa, como desbloquear nuevos mercados a través de iShares, abrir camino en el asesoramiento de carteras completas, lanzar Aladdin para inversores y mucho más. Todo lo que hemos hecho, así como nuestra estrategia de crecimiento, ha sido pensando en nuestros clientes, y las inversiones que hemos realizado en todos nuestros negocios se han basado en lo que ellos nos han dicho.
La combinación de tecnología y asesoramiento, junto con las capacidades en ETFs, gestión activa y mercados privados, nos permiten ofrecer una mejor experiencia al cliente, lo que lleva a los clientes a consolidar un mayor porcentaje de sus carteras con BlackRock o contratarnos en busca de soluciones de externalización. Creemos que esto, a su vez, impulsará un crecimiento orgánico continuo y diferenciado en el futuro.
Como cada año, nuestro equipo directivo y el Consejo de Administración han dedicado tiempo a evaluar nuestra estrategia de crecimiento. Nos ponemos a pensar para descubrir qué oportunidades creará este entorno económico para BlackRock y para nuestros clientes, ¿qué más podemos hacer para satisfacer sus necesidades y anticiparnos a ellas? ¿Cómo podemos hacer evolucionar nuestra organización, estructura operativa, capacidad de inversión y modelos de servicio para seguir a la vanguardia del sector?
Estamos firmemente convencidos de nuestra estrategia y nuestra capacidad para ejecutarla a gran escala y con disciplina de gastos. Nuestra estrategia sigue centrada en el crecimiento de Aladdin, iShares, los ETFs y los mercados privados, manteniendo la generación de alfa como el eje de BlackRock, siendo líderes en la inversión sostenible y asesorando a los clientes en toda su cartera.
Hemos realizado continuas inversiones internas para lograr crecimiento orgánico y eficiencia, adelantándonos a las oportunidades de los clientes en los mercados privados, los ETFs, la tecnología y las soluciones para carteras completas (“whole portfolio”).
Estamos preparados para capitalizar las tendencias de crecimiento estructural en los mercados privados. Tanto si se trata de actuar por la demanda de infraestructuras muy necesarias, como del creciente papel del crédito privado a medida que los bancos y las entidades públicas de financiación se retiran del “middle market”, el capital privado será esencial. BlackRock está preparada para captar cuota de mercado gracias a su tamaño, su originación exclusiva y su historial. Y creemos que la adquisición prevista de GIP acelerará significativamente nuestra capacidad de ofrecer a los clientes nuestras capacidades en los mercados privados.
En cuanto a los ETFs, seguiremos a la vanguardia porque ampliaremos el acceso a la inversión a escala mundial y gracias también a la innovación. El ETF es una pieza de la tecnología financiera que puede adaptarse y, con el tiempo, hemos logrado con esta pieza algo más que hacer más asequible la inversión. Hemos conseguido mejorar la liquidez y el cálculo de los precios en mercados más opacos. Un ejemplo reciente es que hemos ofrecido a la gente exposición al bitcoin a través de los ETFs.
Los ETFs han experimentado un increíble crecimiento en Estados Unidos, empezando con iShares. Creemos que la adopción mundial de los ETFs se acelerará, ya que los catalizadores que vimos en Estados Unidos hace años, como la expansión del asesoramiento basado en comisiones y las carteras modelo, están empezando a arraigar. Casi la mitad de las entradas netas en iShares en 2023 procedió de nuestros ETFs cotizados internacionalmente en mercados locales, encabezados por unos flujos de entrada netos de 70.000 millones de dólares en iShares europeos.
La asignación activa a una amplia gama de activos, la selección de valores y la gestión del riesgo han sido de manera recurrente elementos clave de la rentabilidad a largo plazo. Nuestros equipos de gestión activa en multiactivos, renta fija y renta variable están en buena posición para aprovechar las grandes oportunidades que surjan de este nuevo régimen de tipos de interés potencialmente más volátil. Estamos especialmente entusiasmados con la oportunidad que surge en renta fija y con cómo la inteligencia artificial está impulsando el rendimiento de nuestras actividades de inversión sistemática.
La renta fija va a ser cada vez más relevante en la estructuración de carteras completas con mayores rentabilidades y mejor potencial de retorno en comparación con el entorno de tipos bajos de los últimos 15 años. Ahora que el interés de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años está cerca de sus medias a largo plazo, los clientes están reconsiderando sus asignaciones a bonos.
BlackRock está bien posicionada porque cuenta con una plataforma de renta fija diversificada. No se tratará solo de la inversión indexada, donde gestionamos casi 1,7 billones de dólares, ni tampoco solo de la inversión activa, en la que gestionamos más de 1 billón de dólares. Mantenemos algunas de las conversaciones más interesantes sobre carteras con responsables de asignación que combinan ETFs con gestión activa o utilizan innovaciones como nuestros ETFs de gestión activa para soluciones de renta gestionadas profesionalmente.
En todas las clases de activos, la necesidad de integrar datos, tecnología y gestión del riesgo seguirá impulsando la demanda de Aladdin. A través de un dinámico ecosistema de más de 130.000 usuarios, la plataforma Aladdin innova y mejora constantemente. Las inversiones en sistemas de asistencia de IA de Aladdin, un mayor aperturismo que favorezca las asociaciones dentro del ecosistema y el avance de soluciones para carteras integrales aumentarán aún más el valor de Aladdin.
Para nosotros es un honor que nuestros clientes nos confiaran 289.000 millones de dólares de nuevos activos netos en 2023. Y en los últimos meses, hemos observado una mayor confianza y un tono claramente más positivo en los mercados y entre los clientes que yo confío mucho en que se mantendrán durante lo que queda de 2024.
Nuestra capacidad para adaptarnos, evolucionar y crecer ha generado una rentabilidad total para los accionistas del 9.000% desde nuestra salida a bolsa en 1999. Esta cifra supera con creces la rentabilidad del 490% del S&P 500 y es representativa de un modelo empresarial al servicio de todas nuestras partes interesadas.
Rentabilidad total desde la salida a bolsa de BlackRock hasta el 31 de diciembre de 2023
Fuente: S&P Global. El gráfico de rentabilidad no garantiza necesariamente las rentabilidades futuras de la inversión.
El Consejo de Administración de BlackRock desempeña un papel fundamental en nuestra estrategia, nuestro crecimiento y nuestro éxito.
La diversidad de experiencias y formación de nuestros consejeros nos permite mantener conversaciones y debates enriquecedores. En cada reunión, nuestros consejeros revisan los componentes de la estrategia a largo plazo y fomentan un diálogo constructivo con el equipo directivo sobre las oportunidades estratégicas, las prioridades y los riesgos a los que se enfrenta el negocio de BlackRock. En última instancia, este diálogo nos anima a tomar medidas, a veces tácticas y a veces transformadoras, para lograr que BlackRock sea mejor. Esto incluye las dos medidas de transformación que tomamos en enero: la reestructuración estratégica de nuestra organización y el acuerdo para adquirir GIP.
Estos dos cambios transformadores son los mayores que hemos hecho desde nuestra adquisición de Barclays Global Investors hace casi 15 años.
Tras el cierre de la compra de GIP, tenemos previsto que Bayo Ogunlesi se incorpore a nuestro Consejo de Administración. Seguiremos adaptando nuestro Consejo de Administración a lo largo del tiempo para reflejar nuestra implantación global y para que nos guíe en nuestra evolución para adelantarnos a las necesidades de nuestros clientes.
En los últimos 36 años, BlackRock ha pasado de ser una empresa de ocho personas ubicada en una pequeña oficina de Manhattan a convertirse en el mayor gestor de activos del mundo. Sin embargo, nuestro crecimiento no es sino una pequeña muestra de un caso de éxito mucho más grande.
Es parte de la misma historia que incluye la cómoda jubilación de mis padres tras 50 años de duro trabajo. La misma historia en la que Estados Unidos pudo soportar la crisis de las S&L de los ochenta y la crisis financiera de 2008, y sobreponerse rápidamente, saliendo además reforzado.
Y es la historia que, con suerte, incluirá a más personas en todo el mundo. Naciones que puedan crecer más que su deuda. Ciudades que puedan permitirse dotar de energía a más viviendas y construir más carreteras. Trabajadores que puedan vivir sus años dorados con dignidad.
Todas estas historias solo son posibles gracias al poder de los mercados de capitales y a las personas que tienen la esperanza suficiente para invertir en ellos.
Atentamente,
Laurence Fink
Fundador y CEO
1 Cálculo basado en una inversión de 1.000 dólares entre enero de 1960 y diciembre de 1990, presuponiendo la reinversión de todos los dividendos. Las rentabilidades pasadas no son indicativas de resultados futuros.
2 Federal Reserve History, Savings and Loan Crisis (Historia de la Reserva Federal. La crisis de ahorros y préstamos).
3 OECD Economic Surveys: United States (Informes económicos de la OCDE: Estados Unidos), 2016.
4 Securities Industry and Financial Markets Association, Capital Markets Fact Book, 2023, p. 6.
5 World Federation of Exchanges, Market Statistics-February 2024, 2024.
6 World Economic Forum, Ageing and Longevity (Foro Económico Mundial, Envejecimiento y longevidad), 2023.
7 United Nations, World Population Ageing (Naciones Unidas, Envejecimiento de la población mundial), 2017, p. 8.
8 The Wall Street Journal, Japan’s Nikkei Tops 40000 for First Time, Driven by AI Optimism (The Wall Street Journal, El Nikkei japonés supera por primera vez los 40.000 puntos, impulsado por el optimismo de la IA), 2024.
9 Cabinet Secretariat of Japan, Doubling Asset-based Income Plan (Secretaría del Gabinete de Japón, Duplicar el plan de rentas basado en activos) , 2022, p. 2.
10 Nota: 1. Formato adaptado de New Landscapes of Population Change: A Demographic World Tour (Nuevos paisajes del cambio demográfico: una vuelta demográfica al mundo) de Adele M. Hayutin, Hoover Press, 2022.
Datos de la División de Población de las Naciones Unidas, Perspectivas para la población mundial (última actualización 2022) y Proyección de fecundidad media. 2. El año pico se define como el año en el que la población en edad de trabajar alcanza su máximo para un país. Fuentes: Estadísticas de población de las Naciones Unidas (a 2022). OCDE (a junio de 2023) Banco Mundial (a 2022).
11United Nations, UN DESA releases new report on ageing (Naciones Unidas, el Departamento de Asuntos Sociales y Económicos de la ONU publica un nuevo informe sobre el envejecimiento), 2019
12 The New York Times Magazine, Can We Live to 200? (Revista de The New York Times, ¿Podremos vivir hasta los 200 años?), 2021.
13 National Library of Medicine, Estimated Life-Years Gained Free of New or Recurrent Major Cardiovascular Events With the Addition of Semaglutide to Standard of Care in People With Type 2 Diabetes and High Cardiovascular Risk, (Biblioteca Nacional de Medicina, Estimación de años de vida añadidos sin episodios cardiovasculares graves nuevos o recurrentes al incorporar semaglutida al tratamiento estándar en personas con diabetes de tipo 2 y alto riesgo cardiovascular), 2022.
14 Fuente 1: Bureau of Labor Statistics, Employee Benefits in the United States, 2023, p.1; Fuente 2: Bureau of Labor Statistics, Employee Benefits in Industry, 1980, p. 6.
15 Estimaciones de BLK basadas en activos bajo gestión a 31 de diciembre de 2021 y datos de Cerulli a 2020. Los activos de ETF solo incluyen activos cualificados basados en datos de Cerulli y se desprende que el 9,5% de los ETF de instituciones están relacionados con pensiones o jubilaciones. Las estimaciones institucionales incluyen activos definidos como «relacionados con la jubilación» y se basan en productos y clientes con un mandato específico de jubilación (por ejemplo, LifePath, pensiones). Los cálculos para Latinoamérica se basan en los activos gestionados para clientes del LatAm Pension Fund, excluida la liquidez.
16 BlackRock, a 31 de diciembre de 2021. El número total de estadounidenses se calcula a partir de las estimaciones de los partícipes en planes de aportación definida y prestación definida de BlackRock. La cifra de aportaciones definidas se ha calculado a partir de datos del FERS, así como de BrightScope de ISS Market Intelligence, sobre afiliados activos a planes de jubilación 401(k) y 403(b). Las aportaciones definidas incluyen planes con más de 100 millones de dólares en activos en los que los partícipes tienen acceso a uno o más fondos de BlackRock; parte puede no estar invertida con BlackRock. La cifra de prestaciones definidas se ha calculado a partir de datos de acceso público y de Pensions & Investments sobre el número total de partícipes en los 20 mayores planes de prestación definida de EE. UU. que no son también clientes de aportación definida de BlackRock.
17 U.S. Bureau of Labor Statistics, Labor Force Statistics from the Current Population Survey (Estadísticas de población activa de la Encuesta de Población Actual), febrero de 2023.
18 Representa el número total de profesores públicos en activo inscritos en planes de prestación definida con activos gestionados por BlackRock. Excluye a los clientes de pensiones de Virginia, Alaska y Pensilvania, ya que el plan de prestación definida de dichos estados no es el plan por defecto de sus partícipes. Recuento de profesores de centros públicos del National Center for Education Statistics, proyección para el curso escolar 2022. La tasa de participación en las pensiones se basa en datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos: 89% en marzo de 2022.
19 Social Security, Life Tables for the United States Social Security Area 1900-2100, gráfico 3a.
20 Social Security, When to Start Receiving Retirement Benefits (Seguridad Social, ¿Cuándo comenzar a percibir las prestaciones de la jubilación), 2023, p. 2.
21 Social Security, Summary: Actuarial Status of the Social Security Trust Funds (Estado actuarial de los fondos fiduciarios de la Seguridad Social, 2023.
22 Gobierno neerlandés, ¿Por qué se retrasa la edad de jubilación? (traducido del neerlandés).
23 U.S. Bureau of Labor Statistics, Civilian labor force participation rate (Oficina estadounidense de estadísticas laborales, Tasa de participación de la población activa civil), 2000-2024.
24 U.S. Census Bureau, Survey of Income and Program Participation (Oficina del Censo de EE. UU., Encuesta sobre Fuentes de Ingreso y Participación en Programas de Asistencia Económica, SIPP), 2022.
25 Federal Reserve, Economic Well-Being of U.S. Households in 2022 (Reserva Federal, Bienestar económico de los hogares estadounidenses en 2022), 2023, p. 2.
26 BlackRock, Emergency Saving Initiative: Impact and Learnings Report (Iniciativa de Ahorro de Emergencia: informe de su impacto y enseñanzas), 2019-2022, p. 2.
27 BlackRock, Emergency Saving Initiative: Impact and Learnings Report (Iniciativa de Ahorro de Emergencia: informe de su impacto y enseñanzas), 2019-2022, p. 12.
28 BlackRock, What are target date funds? (¿Qué son los fondos de fecha objetivo?)
29 AARP, New AARP Research: Nearly Half of Americans Do Not Have Access to Retirement Plans at Work (Nuevo estudio de AARP: casi la mitad de los estadounidenses no tienen acceso a planes de jubilación en el trabajo), 2022.
30 CIA: The World Factbook, Country Comparisons: Population (2023 est.)
31 OCDE, Pensions at a Glance 2023, 2023, p. 222.
32 Georgetown University Center for Retirement Initiatives, State-Facilitated Retirement Savings Programs: A Snapshot of Program Design Features (Programas estatales de ahorro para la jubilación: características del diseño de los programas), 2023.
33 Parliament of Australia, Superannuation and retirement incomes.
34 Human Interest, The power of 401(k) automatic enrollment (El poder de la afiliación automática al plan 401(k)), 2024
35 BlackRock, To spend or not to spend?, 2023, p. 2-5.
36 Fuente 1: The Wall Street Journal, The Champions of the 401(k) Lament the Revolution They Started, 2017); Fuente 2: Social Security Office of Retirement and Disability Policy, The Disappearing Defined Benefit Pension and Its Potential Impact on the Retirement Incomes of Baby Boomers, (2009)
37 U.S. Chamber of Commerce, Statement of the U.S. Chamber of Commerce, 2012, p. 3.
38 Harvard Business Review, Too Many Employees Cash Out Their 401(k)s When Leaving a Job, 2023.
39 The Wall Street Journal, Why China’s Middle Class Is Losing Its Confidence, 2024.
40 The Wall Street Journal, Covid-Era Savings are Crucial to China’s Economic Recovery, 2023.
41 The Wall Street Journal, The Rough Years That Turned Gen Z Into America’s Most Disillusioned Voters, 2024.
42 Financial Times, How Abebayo Ogunlesi's contrarian bet led to $12.5bn BlackRock tie-up, 2024
43 American Society of Civil Engineers (ASCE), 2021 Report Card For America’s Infrastructure, 2021, p. 5.
44 Fondo Monetario Internacional, La deuda mundial reanuda su tendencia ascendente, 2023.
45 Fiscal Data: U.S. Treasury, Debt to the Penny, (la deuda era de 23,4 billones de dólares en marzo de 2020 y de 34,5 billones en marzo de 2024).
46 The Wall Street Journal, A $1 Trillion Conundrum: The U.S. Government’s Mounting Debt Bill, 2024.
47 Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Table 5: Major Foreign Holders of Treasury Securities (tabla 5: Grandes tenedores extranjeros de deuda pública).
48 Net Zero Tracker, a marzo de 2024. https://zerotracker.net (última visita el 18 de marzo de 2024).
49 Associated Press News, The year in clean energy: Wind, solar and batteries grow despite economic challenges, 2023.
50 Encuesta mundial de BlackRock iResearch Services, tamaño de la muestra n=200, mayo-junio de 2023. La encuesta abarcó las actitudes, planteamientos, obstáculos y oportunidades de los inversores institucionales en relación con la inversión en la transición a una economía con menos carbono. El 83% de los encuestados de la región EMEA tiene como objetivo de la transición en su cartera que esta sea neutra en carbono en 2050 u otra fecha.
51 Carta de BlackRock a los clientes 2020, La sostenibilidad es el nuevo pilar de inversión en BlackRock, 2020.
52 Reuters, Europe’s spend on energy crisis nears 800 billion euros, 2023.
53 The New York Times, Germany Announces New L.N.G. Facility, Calling It a Green Move from Russian Energy, 2022.
54 Texas Fall 2023 Economic Forecast.
55 Federal Reserve Bank of Dallas, Texas electrical grid remains vulnerable to extreme weather events, 2023.
56 U.S. Energy Information Administration: Navegador de datos sobre electricidad.
57 U.S. Energy Information Administration, Solar and wind to lead growth of U.S. power generation for the next two years, 2024.
58 BlackRock Alternatives, CFP, 2023.
59 Kenya Power, Annual Report & Financial Statements, 2022.
60 Reuters, BlackRock, Temasek-led group invest $150 mln in thermal battery maker Antora, 2024.
61 Business Wire, Antora Energy Raises $150 Million to Slash Industrial Emissions and Spur U.S. Manufacturing, 2024
62 Oxy, Occidental and BlackRock Form Joint Venture to Develop STRATOS, the World’s Largest Direct Air Capture Plant, 2023.
63 A 30 de junio de 2022. «Empresas energéticas» se refiere a las empresas clasificadas como pertenecientes al sector energético de acuerdo con la Clasificación Industrial Global Estándar (GICS)-1.